Presagio
Llevo la lluvia en los ojos pero lloro en el mismo color en que la felicidad brilla.
Ya no me asusta ser atardecer que cae como la nostalgia
resbalando lenta y pesada por la espalda,
colgarme de una nube
sobrevolar otros cielos más despejados
caer en picado si se que puedo levantarme en otros vuelos.
Recuerdo el olor aquel.
Un desierto florecido
muriendo tras una lluvia inesperada.
Tierra húmeda,
calándome los huesos,
inundándome el pecho
ansiando el calor de ese rayo de sol
que te envuelve en un cosquilleo fugaz,
en un suspiro que te lleva a cerrar los ojos,
respirar muy hondo,
temblar en la fragilidad del amor
y recorrer ese presagio de breve felicidad.
Lo que de verdad me asusta,
un te quiero ahogado en el fango,
llevarte temblando en la piel,
mariposas en los dedos,
que no lo puedas ver.
